A estas alturas  todo el profesorado ha oído hablar del Aprendizaje basado en Proyectos , del Aprendizaje basado en problemas y de sus bondades.

Estas denominadas metodologías activas se basan básicamente en la resolución o en la búsqueda de respuestas por parte del alumnado a problemas y preguntas que se plantean en el aula. Las características básicas de esta metodología son:

  • El aprendizaje se basa en el planteamiento de problemas o preguntas abiertas que no tienen porqué tener una única respuesta correcta.
  • Los problemas o las preguntas planteadas tiene que situarse en un contexto específico cuanto más cercano y real mejor.
  • Se identifica un problema/pregunta clave y se busca, implementa o acuerda una solución o respuesta.
  • Los estudiantes trabajan, investigan se organizan y buscan respuestas en grupos colaborativos.
  • El profesor /a adopta la figura de facilitador del aprendizaje, guía el proceso y promueve un ambiente de investigación.
  • El alumnado aplica conocimientos a nuevas situaciones y se enfrenta a problemas contextualizados para investigar y descubrir soluciones significativas.
  • Desarrolla el pensamiento crítico y las estrategias creativas.
  • Aumenta la motivación en el aula.

Posibles problemas posibles soluciones:

No todo el mundo ve bondades en el ABP. Algunas de las críticas más recurrentes que se plantean es que los estudiantes no puede saben realmente qué es lo importante especialmente en áreas o materias en las que no tienen experiencia previa. El profesor /a además de facilitador debe tener cuidado de evaluar y tener en cuenta el conocimiento previo que los estudiantes traen al aula.

La segunda crítica más recurrentes es la falta de tiempo. Con esta metodología no se puede llegar a abordar todo el currículo y con la denominada clase convencional sí es posible pero no hay una única manera de afrontar el currículo.La combinación de diferentes metodologías, según momentos y contenidos a abordar ayudará a una mejor organización y planificación del curso escolar.

El ABP es una metodología interdisciplinar. La propuesta de trabajo en el aula se enriquece si se presenta entre varias áreas o materias. Aunque esta sería la situación ideal no es una condición indispensable. Preparar las clases desde este punto de vista es un gran reto y requiere mucha planificación previa. Puede resultar difícil al principio para el profesorado pasar de ser el centro de atención, “renunciar al control” y convertirse en facilitador y animar a la clase a realizar preguntas relevantes y no facilitarles directamente las respuestas correctas.

Manos a la obra:

Si te animas a ponerlo en práctica te damos algunos consejos para que llegues a buen puerto.

  1. No te empaches de ABP. Comienza por un único proyecto y aprende con el alumnado de tus/ sus errores.
  2. Revisa el currículo. Escoge una tema. Analiza los criterios de evaluación y los indicadores.
  3. Sé creativo. El planteamiento del problema /pregunta es fundamental. Recuerda que no tienen porqué llegar a una única solución/respuesta y que el producto final puede ser diferente.
  4. Crea una línea del tiempo realista. Organiza muy bien los tiempos y espacios. Con el calendario escolar delante escoge un trimestre para llevarlo al aula, cuenta el número total de clases que vas a dedicar y divídelas para que haya tiempo suficiente a desarrollar todo el proceso.
  5. Elabora un Kit de herramientas de evaluación. Antes de plantearlo en el aula tienes que crearte un Kit de herramientas de evaluación en función de cuándo, cómo, qué y a quién quieres evaluar. La creación y uso de una buena rúbrica es de gran ayuda. Puede ser utilizada por los diferentes profesores y profesoras que trabajen en ese momento el proyecto. Compártela con el alumnado y con las familias, así nadie se sentirá perdido en el proceso. Se recomienda una evaluación individual, una en equipo, una coevaluación y una autoevaluación.
  6. Prevé posibles obstáculos. En estos casos siempre hay una segunda oportunidad.
  7. Celebra el aprendizaje al final del proceso. Comparte lo aprendido con otras clases y con las familias.
  8. Adapta el proceso a tu contexto escolar, nivel que impartes, materia y alumnado. Hay diferente niveles de autonomía en función de la experiencia del alumnado. En un primer nivel la investigación puede estar prácticamente dirigida por el docente que proporciona bibliografía, señala dónde encontrarla, y desarrolla actividades que permitan garantizar que los alumnos/ as están adquiriendo los conocimientos necesarios.  En un segundo nivel, cuando el alumnado ya tiene experiencia, el proceso de investigación es compartido., el docente controla el avance de la investigación y ayuda pero el papel del estudiante es más relevante por ejemplo en la búsqueda de bibliografía, en la organización interna del grupo o en la organización de distribución de tareas y tiempos. En un tercer nivel el alumnado realiza una búsqueda de información pertinente, analiza y relaciona esta información con lo que ya sabe y luego genera las preguntas correspondientes con sus posibles soluciones.
  9. No hay una única receta para trabajar ABP pero hay muchas que no lo son. Guía a la clase a través de la resolución del problema planteado. Retroalimenta constantemente su forma de trabajar y reflexiona con ellos a lo largo del proceso.
  10. No te desanimes.