Sonidos en el aire es el nombre con el que Honorino García reúne a un grupo de herramientas desarrolladas para uso educativo utilizando tecnología web e inteligencia artificial. El fin de estas herramientas es producir e interactuar con el sonido, pero haciéndolo de una manera muy diferente a como estamos acostumbrados o acostumbradas.

Con este grupo de herramientas, basadas en el reconocimiento del gesto e imágenes, y solamente utilizando un navegador web y la webcam, podemos, desde tocar un instrumento en el aire utilizando el gesto de mover las manos, hasta crear complejos patrones de reconocimiento de gestos e imágenes para producir e interactuar con el sonido. No existen patrones predefinidos para utilizar en el reconocimiento. La red neuronal se puede entrenar con cualquier patrón de movimiento o imagen que elijamos.

Por ejemplo, podemos hacer sonar los grados de una escala musical simplemente por el color de la ropa que llevemos puesta, por la posición en que nos encontremos en el espacio, por gestos hechos con las manos, por la expresión de la cara… no existe límite para poder interactuar con el sonido. El límite lo pone nuestra imaginación.  Imaginaros utilizar simplemente nuestras manos para hacer sonar un instrumento sobre el aire, un instrumento en el que podemos cambiar su afinación y controlar su dinámica.

Páginas web de las herramientas:

En el siguiente videotutorial, se muestra cómo se trabaja con la herramienta:


y cómo es el resultado:

Experiencia de Nieves Gª Morán con su alumnado de infantil del CP San Pedro de los Arcos (Oviedo)

Cuando Honorino me presentó el  Proyecto Sonidos en el aire, quise llevarlo a mi aula y enseñárselo a mis alumnos de Ed. Infantil por su facilidad de uso y su potencial. Para mi alumnado, trabajar con estas herramientas era como hacer magia ya que íbamos a tocar un instrumento en la distancia, sin tocarlo físicamente.

Para probar la herramienta, los coloqué delante de la pantalla del ordenador para que se vieran.  Inmediatamente, les llamó la atención que aparecían dos puntos rojos, que al principio  no sabían para qué eran; les hice una demostración de funcionamiento y rápidamente quisieron probar.

Empezaron a jugar con la herramienta, una mano para el volumen, la otra para las notas…, jugaban con ellas como si se tratase de una mesa de mezclas, pero todo desde la distancia, sin tocar físicamente nada, realmente les parecía ¡¡¡magia¡¡¡¡

Todos los niños y todas las niñas quisieron probar la herramienta, experimentando y probando combinaciones de sonidos y volúmenes. La herramienta les encantó y la música que crearon nos parecía maravillosa, aunque solo fueran notas combinadas aleatoriamente, pero la magia de la experimentación con el sonido de una forma tan diferente, hizo que la sesión con este “juguete” fuese todo un éxito, y que los niños y niñas quieran volver a utilizarlo y disfrutarlo.

Desde el punto de vista educativo, creo que es una herramienta con un grandísimo potencial sobre todo para el profesorado de música.

Nieves García-Morán (@nievescout)